Sunday, April 02, 2006


BE ON TIME


Ahora que lo pienso, me hubiese gustado ver la cara que se me quedó cuando el tipo de la puerta de embarque me dijo que ya había partido el avión. Hemos estado llamándole for several times, me dijo mientras no podía dar crédito a lo que me estaba pasando: Dios, acabo de perder el vuelo.
Así que tuve que recorrer de nuevo todo el aeropuerto de Bruselas hasta dar con la ventanilla de Virgin, donde la chica me dijo- poniéndome la cara de circunstancias que siempre pone la gente de mostrador cuando ocurren estas cosas, algo así como sí, lo siento, no eres el único a quien le pasa esto- que tenía que pagar un billete nuevo. Y luego me fue imposible localizar a nadie por teléfono, y mientras crecía la angustia y las ganas de romper la cabina de teléfono, la paisana que tenía al lado seguía diciéndome que no me preocupara de nada, que ella había perdido un avión en Sudafrica una vez y que no había que alarmarse, que no pasaba nada por no ir al trabajo al día siguiente. Hasta creo que llegó a convencerme de que perder el avión era lo mejor que podía haberme pasado en la vida mientras yo empezaba a imaginarla con sombrero de exploradora y con la cara de Meryl Streep, qué tía más pesada - te dejaría el dinero, pero no te conozco, me repetía sonriéndome.
Cuando conseguí el billete volví a cruzar el aeropuerto y me volvió a cachear el mismo tipo de hacía una hora, y cuando me pidió que me quitara el cinturón no pude evitar empezar a reírme pensando que me iba a preguntar guiñándome el ojo: -qué, te gustó eh...
Y una vez llegado a la puerta de embarque resoplé para asimilar que tenía que pasarme el día entero allí, para lo cual improvisé una habitación en los bancos con vistas a la pista de aterrizaje, y hasta me puse las zapatillas y me pasé el día viendo desfilar ante mí vuelos a todas las partes del mundo, y conocí a un tipo que se iba a Las Vegas a jugar, y con su inglés de preescolar me hacía reír cuando repetía slot machines accionando la palanca con las manos para dar más credibilidad a sus palabras, mientras creía ver ya en sus pupilas el símbolo del dólar.

Más tarde, después de dormir a pierna suelta, me recorrí media terminal para poder fumar, y a los 34 km encontré una cafetería donde encendí un cigarrillo, e inmediatamente salió de su madriguera una camarera entrada en kilos y estupidez, que me empezó a gritar con su cara grasienta que no podía fumar si no consumía, que me largara. Y entonces fue cuando conocí a Marcel y a Helen de Breda, que me invitaron a una cerveza y a fumar con ellos y a insultar a la waitress y me dijeron que acababan de llegar de Valencia y, claro, empezaron a chapurrear las pocas palabras que habían aprendido, las palabras q aprende todo dios q nos visita: pa-e-lla, fies-ta, etc, y yo sonreía mientras pensaba en cómo cambia la vida en cuestión de minutos, qué fantástico es pensar que acabas de conocer a gente que jamás hubieses conocido si no hubiesen cambiado la hora en la madrugada del día de tu despedida. Murphy, eres implacable...

Música: Take it as it comes. The Doors
Fotografía: Watch. Josef Koudelka
Fotografía: Margaret Bourke-White
P.D.- Hoy se cumple una semana.

1 comment:

Anonymous said...

Sí, sí, y los demás serán listos, guapos, inteligentes, no serán despistados, etc, etc, etc, pero nunca vivirán estas cosas, troncaco. ¡viva la aventura!