Víspera de resplandores
Wednesday, November 07, 2007
Víspera de resplandores
Wednesday, October 24, 2007
Wednesday, October 10, 2007
Monday, August 20, 2007
Una vez aseados fuimos directos a la plaza del Duomo y no fue hasta pasado un largo rato que comenzamos a asumir el lugar en el que estábamos, sorprendidos del fantástico ambiente que se respiraba. Cenamos a los pies de la catedral, en la terraza de un restaurante donde nos atendió un simpático camarero florentino que nos brindó una de las anécdotas del viaje al preguntarle por sitios para salir. Debió entendernos mal, porque de pronto se le iluminaron los ojillos y, cerciorándose de que no le oía nadie, se inclinó ligeramente y nos habló entre susurros de un lugar maravilloso donde las más hermosas mujeres caían del cielo rendidas a nuestros brazos.
Viendo nuestras sonrisas se acercó todavía más y, entre susurros, comenzó a recitar las bondades de rumanas, croatas, albanesas, ucranianas, lituanas: parecía emerger su figura como el Tito de los lupanares. Entonces le preguntamos inocentemente si había que pagar e irguiéndose como un resorte de juguete juntó los dedos de esa forma tan italiana y pronunció a viva voz aquellas palabras memorables: -Dove!Le putti???
En fin, acabada la cena, tomamos nuestras carteras Curin y dándole gracias a nuestro camarero dimos un paseo por Florencia. Acabamos tomando una posh- copa en un sitio de postín junto al Palazzo Strozzi, cobrada por una florentina tan hermosa como imbécil, y después de observar con nuestras habituales ráfagas de ácido sarcasmo aquella feria de vanidades nos dirigimos de nuevo al Duomo, donde la atmósfera era mucho más terrenal y menos envarada y encallamos en nuestro lugar favorito de Firenze: el bar del Duomo, un lugar perfecto de donde debimos llevarnos un par de camisetas, bro.
Antes de ir a la cama nos detuvimos frente al Baptisterio, y nos sentamos a sus pies dispuestos a asimilar la fachada de la catedral, mientras veíamos a Aaaandrés recorriendo las escaleras dispuesto a hablar hasta con las esculturas de la portada.
De camino al hotel Andy y yo perdimos a Paul, extenuado por su insomnio voluntario del viernes y ya entre las sábanas, y sin ganas de dormir encontramos el Beboop, un pequeño bar con música en directo. No dudamos en bajar las escaleras y nos tomamos más cervezas memorables mientras escuchábamos versiones de Clapton, Dylan, etc.
Me parecía estar viviendo un sueño: tomábamos cervezas en el sótano de un bar de Florencia escuchando un concierto en directo. Decidí que aquello se podía mejorar y en vista de que nuestro cantante oficial (Andrew) no se atrevía, decidí subirme al escenario a cantar, después de hacerme invitar, claro.
Y así fue como Tom Baxter se convirtió por un rato en improvisado cantante ante el estupor de Andrés, que no daba crédito: he de decir que luego me felicitó profusamente - joder, increíble - dijo, entre los aplausos de la concurrencia.
Fueron un par de canciones de los Beatles, cómo no, pero recuerdo cantar el último tema, The End, lleno de felicidad y sonriendo, mientras pensaba que no había una mejor manera de cerrar nuestro primer día en Italia: con Andrés y Pablo.
And in the end, the love you take
is equal to the love
you make...
P.D.- En el próximo número: Stage II. Viareggio- Pisa- Madama Butterfly
Wednesday, August 08, 2007
Sole, cuore, amore
Fue hace varios varios meses cuando se me traspapeló aquel escrito que había comenzado después de ver El Viaje de Chihiro.
Fue una de tus últimas herencias antes de ir inclinándose poco a poco tus cimientos. De hecho cuando te recuerdo pierdo mi verticalidad y chapurreo un maravilloso dialecto toscano.
En fin, entre las muchas cosas que debo agradecerte la primera es haberme liberado de mis prejuicios: sin ellos se crece como la espuma. No se cómo pagarte poder tener que acordarme de tí.
Siendo sincero, no me he sentido como un viajero decimonónico en Italia, porque no soy Goethe, porque había más gente que entonces, porque no fuimos a ver las catacumbas. Pero aún así, ha sido el viaje de mi vida. Y han sido tantas las vivencias que tendré que publicarlas en sucesivos blogs. Digamos que éste es el prólogo, y sabe sospechosamente igual que la tercera copa de ron que coloco sobre mi mesa.
Bien, las guías de viaje dirían: "Italia es un país de contrastes", dios mío, de quien será esta frase...
Obviando el hecho de que entre los escenarios que manejo para conocerte figura por encima de todos la sección de viajes de cualquier biblioteca municipal, he de decir que jamás mis ojos han visto tanta belleza junta.
Así que, mientras preparamos las fotos del viaje, déjenme prevenirles brevemente acerca de lo que encontrarán en los próximos números de tommy baxter: duomos, baptisterios, capos alfredos, sarah sad-eyes of the Signoria, chilenas, rigolettos, madamas butterflies, el bar de la plaza del duomo, siena, escaleras, pinturas, arquitecturas, esculturas, más esculturas, cajeros y más cajeros, carreteras toscanas y virgin radio,Lucca, Valeria Rossi...Y Roma...
Y digo Chihiro porque a veces, cuando llegamos a otro lugar, y no diré cuando "conocemos otras culturas", cuando vemos y conocemos gente pensamos que son como nosotros sólo que dicen te quiero en su idioma, y es como si también nosotros perdiéramos aunque sólo sea un poco nuestra identidad y por unos días seamos también italianos, ingleses, alemanes, belgas, portugueses, franceses, austriacos...
Y cuando vuelves a tu casa es imposible ver el mundo de la misma forma...
Tuesday, June 26, 2007
Saturday, April 28, 2007
Saturday, February 10, 2007
I'm Going to Sit Right Down and Write Myself a Letter
I'm gonna sit right down and write myself a letter
And make believe it came from you
I'm gonna write words oh so sweet
They're gonna knock me off my feet
A lotta kisses on the bottom
I'll be glad I got 'em
I'm gonna smile and say: "I hope you're feeling better"
And close with love the way you do
I'm gonna sit (right) down and write myself a letter
(And make believe it came, though I know it's not the same)
And (I'll) make believe (that) it came from you
Friday, January 26, 2007
A veces, cuando era pequeño, me despertaba en la cama del revés, con los pies en la almohada, y entonces el mundo volteaba y era angustioso ir palpando desesperadamente la pared buscando el interruptor, que nunca encontraba, y era todavía más penoso cuando me levantaba con ganas de ir al baño porque entonces me acurrucaba en un rincón y acababa con el mono empapado llorando de miedo hasta que venían a buscarme y entonces se hacía la luz.
Y no quisiera decir con esto que a veces es bueno que iluminen tu mundo.
Que también.
Photo: Paul Caponigro
Tuesday, January 16, 2007
Sueños de un seductor
A mí me recuerdas al famoso peatón de Steinert, Bogey, porque a pesar de llevar 50 años sin tí tu huella indeleble sigue marcando los pasos a seguir para todos nosotros, torpes aprendices de seductor.
También a mí te me apareces de cuando en cuando, pero tus consejos son difíciles de seguir en estos tiempos, por dos razones: la gente ya no lleva sombrero y hay pocas mujeres como las de antes, pocas dignas de más de un fotograma.
Y aún así seguimos celebrando beber alguna que otra copa contigo, y adoramos escuchar tu voz cascada hablándonos de viejas batallas, de damas con guantes, bourbon, ginebra y aguardiente.
Si llegara a pensar en tí probablemente te despreciaría
Así que, en mi habitual incursión dominical por la librería, no fue extraño para mí que la mitad de los libros que compré haya sido un fantástico volumen con los primeros relatos de Dashiell Hammet, Sólo te ahorcan una vez. Tan absorbentes que hasta mi coche había desaparecido esta mañana. Maldita grúa.
Esta noche apareces en mi cuadro de Hopper, en uno de tus primeros papeles; ya sabes, todos pensamos, o queremos pensar, que quizá tú también empezaste partiendo de cero.
Te adoramos, Humphry
NIGHTHAWKS
"Bueno, ahí le tienen. Cansado de vivir siempre la misma vida, y sin ninguna perspectiva de cambio. Oh, vamos, Dave, -le decía Orson, su compañero- te lo he dicho mil veces, todos tenemos nuestros problemas. Ya te llegarán días mejores, hombre, tranquilo.
El caso es que ayer, después de recoger su muestrario de zapatos de mujer y salir cabizbajo de la enésima zapatería, al bueno de David Lambert se le vino el mundo encima.
Acertó a llegar al Phillies, donde siempre encontraba una reconfortante sonrisa detrás de la barra, y vidas como la suya, y altas banquetas en las que adoraba subirse y dejar caer los pies. Luego se aflojaba la corbata y dejaba su viejo sombrero Spencer’s encima de su maletín. No, no estaba en la situación en la que esperaba encontrarse después de cuatro largos años trabajando para ese cabrón de Frank. Y encima ese jodido Orson presentando un volumen de ventas con el que no podía competir, ni aguantar, sobre todo cuando en la reunión semanal llegaba el fatídico - y tú qué, Dave...
Recorría el filo de su copa con la mirada perdida, mientras pensaba que quizá lo único que tenía, lo único que era verdaderamente suyo en ese preciso instante, era aquella ginebra. Maldita sea, musitaba, atenazando en lo posible la mirada vidriosa, otra vez volver derrotado a ese apestoso apartamento realquilado, otra vez el insomnio de la botella mediada, los Benson & Hedges y el serial radiofónico. Y la terrible ironía que suponía ver por la habitación zapatos de tacón desperdigados, sin escuchar a Kate cantando en la ducha. Sí, aquellos zapatos, definitivamente, no tenían dueño, y ella no iba a volver.
Tiene gracia, uno no se sienta en cualquier bar perdido de la ciudad al final del día, cuando las cosas le van bien, pensaba mientras apuraba su bebida. Se supone que lo que más desea uno es llegar a su coqueto chalet adosado, jugar un rato con sus hijos Vera y Chuck, o escuchar pacientemente el murmullo de su encantadora esposa mientras trata de concentrarse en el periódico, antes de la cena, en su aburguesado living-room. Ciertamente, lo que menos le apetecía en aquel momento era pasar su día libre en casa de Tom, su hermano mayor. Le quería demasiado como para presentarse con un aspecto triste y demacrado, y, además, no tenía ánimo suficiente como para fingir llevar una vida alegre, libre de problemas, en el escenario de su felicidad. Aún cuando él y Brenda fueran desde hace meses su único apoyo y nexo con el mundo, desde que empezó meses atrás su exilio interior.
Dave volvió a las andadas al final de la segunda copa. Siempre acababa pensando en ella, no había resistencia posible que frenara su aparición. Cuando el último hielo amenazaba con derretirse, emergía poco a poco su recuerdo, haciendo acto de presencia el desconsuelo. Es curioso, Kate, sonreía Lambert con tristeza, siempre vienes al final de la segunda, como si esperaras con calma el momento en el que me olvido de mí para acordarme de ti...
Para la cuarta copa, aquel vestido de verano pret-a-porter que llevaba cuando la besó por primera vez le dominaba por entero, y el dolor le vencía, y las sienes le pesaban sin remedio."
In loving memory. Humphrey DeForest Bogart (1899-1957)
Photo: Otto Steinert.
Edward Hopper´s Nighthawks