Wednesday, November 07, 2007


Víspera de resplandores
On the floating, shapeless oceans
I did all my best to smile
til your singing eyes and fingers
drew me loving into your eyes.
And you sang "Sail to me, sail to me;
Let me enfold you."
Here I am, here I am waiting to hold you.
Did I dream you dreamed about me?
Were you here when I was full sail?
Now my foolish boat is leaning, broken love lost on your rocks.
For you sang, "Touch me not, touch me not, come back tomorrow."
Oh my heart, oh my heart shies from the sorrow.
I'm as puzzled as a newborn child.
I'm as riddled as the tide.
Should I stand amid the breakers?
Or shall I lie with death my bride?
Hear me sing: "Swim to me, swim to me, let me enfold you."
"Here I am. Here I am, waiting to hold you."
Antes de empezar, la megafonía del estadio comienza a sorberte el corazón.
Imagínenselo en youtube.
Song to the siren. This Mortal Coil

Wednesday, October 24, 2007


EL CAMINO DEL EXCESO
Qué decir de un viaje directo al corazón, si aún sabiendo que tras la esquina nos aguardaba el éxtasis no pudimos contener la expansión.
Qué decir cuando se apagan los focos y te rodean 75000 personas esperando lo mismo que tú, gritándole al viento la banda sonora de tu vida, con la sangre hirviendo.
Qué decir si los hermanos nos abrazamos al verles aparecer haciendo brotar el estanque ante nuestros ojos: nunca un abrazo fue tan infinito.
Pocas veces más de 2000 kilómetros valen dos horas. El sábado en Sevilla se quedaron cortos.
Qué decir...

Wednesday, October 10, 2007







" Desde que vine al mundo, hace relativamente poco tiempo, adoro venir aquí, a mi rincón, donde veo pasar el tiempo poco a poco, sin mucho más quehacer que el ver sucederse los trenes a lo largo del día. No es ésta una estación con glamour, como las que vemos en las películas o leemos en los libros; más bien es como todas: estación de tránsito, desde donde la gente va o adonde la gente llega.
Una vez ví en un libro vaporosas ilustraciones de pinturas donde se adivinaban las mortecinas luces de los trenes entre una niebla muy densa, o quizá era humo, no estoy seguro.
Recuerdo una estampa: de un vagón descendía una mujer joven resguardando su sombrero de los embates del viento y portando una caja en la que se adivinaba otro de esos tocados adquiridos, imagino, en esa boutique de la metrópoli donde monsieur Tournachon - orondo, con mostacho y monóculo- despacha desde hace lustros a las señoritas de sociedad todo tipo de complementos a la última moda.

- Desde luego, miss Nightingale, que no le faltarán pretendientes en sus paseos por la orilla del Sena con este nuevo modelo de la casa Maurice. ¡Antoine!, anótelo en la cuenta de la señorita.

¡Ah!, pero es inútil ver hoy en día nada parecido, ya no existen damas que anuncien su llegada al andén con un espectáculo previo de interminables piernas; ni siquiera se mueven los pliegues de sus vestidos y mucho menos se escuchan el ruido de sus tacones.

Qué vulgaridad, apetece murmurar, y pienso en el pobre enamorado de miss Nightingale, que todos los sábados viene a tomar el té con una bandeja de pastelitos con la esperanza de no ser salvajemente despreciado esta vez. Se desespera por causarle buena impresión a quien quisiera su suegra, mientras de reojo aguarda minuto a minuto ver descender por el pasamanos que se aprecia desde el salón las exquisitas manos con las uñas pintadas de rojo carmesí de la causa de sus desvelos.

- ¡Oh cariño!, es tan adorable, hija mía..., escucha por la noche Ethel, entre bostezos, mientras se alisa el cabello en su tocador, antes de acostarse con su camisón de terciopelo azul...

Sí, es cierto, eso me reprochaban mis hermanos: pretender vivir escondido entre las páginas de un libro, ensimismarme a la luz de la luna mientras ellos jugaban felices y despreocupados a buscar gusanos.
Recuerdo a mis padres moviendo la cabeza con preocupación cuando me veían subido a un árbol oteando el horizonte, pensativo, después de ver una de esas películas en blanco y negro tras el cristal. Yo no podía oír lo que decían, así que disfrutaba imaginando qué sutiles palabras gravitaban en la pantalla, capaces de transformar expresiones en los rostros de los personajes...
Desde hace un par de semanas, cada dos días, viene una hermosa mujer a tomar el tren de las 6. Siempre llega 20 minutos antes, y devora con atención las páginas de un libro amarillo. De vez en cuando el flequillo cae sobre sus ojos, y disfruto viendo cómo se lo recoje sin perder atención.

Y a veces, y siempre lo aguardo con excitación, lee algún párrafo que le hace tomar una expresión maravillosa mientras se inclina para leerlo mejor.


Entonces doy un par de saltos y echo a volar para acercarme a ella. Ayer me miró, pero sigo sin saber cómo podría pedirle que me enseñe a leer... "




Mi pequeña colaboración para la Editorial Aljor, sobre fotografía de (Al) Jorge Cuervo-Arango, el hermanísimo. Espero que les guste. Y quisiera preguntarles qué escrito les sugiere esta imagen.
Fotografía: estación de ferrocarril, gijón-jovellanos




www. fotolog.com/editorialaljor


Monday, August 20, 2007


Viaggio in Italia. (I)

Como bien diría Marta, aún la belleza no había sobrecogido nuestra mirada como habría de suceder a lo largo de los siguientes días.
Sin desmerecer la entrañable dimensión del coqueto aeropuerto santanderino de Maliaño, nuestra atención se centraba por aquel entonces en aproximarnos lentamente al mostrador de ryanair, tras el que estaba nuestro objetivo final: la cautivadora azafata de gafas de pasta que nos dedicó una fantástica sonrisa sospechosamente similar a la de los demás pasajeros.
Una vez aterrizados en Ciampino, el plan de viaje nos tenía reservado un coche de alquiler y un calor sofocante, que lidiamos con las ventanillas del primo de Vesper, un fiat panda que nos habría de llevar a Florencia.
Dedicamos un par de rodeos a familiarizarnos con las señales italianas pero entonces Paul se puso las gafas y decidió que en el plan de viaje no aparecía por ninguna parte Nápoles y que si alguno de los dos tenía aviesas intenciones de ir en contra de la carta magna que lo manifestase abiertamente, por cuanto en el cuaderno de bitácora se estipulaba la expulsión en marcha del vehículo en caso de sedición.
Así pues, tomamos la dirección correcta y sin más contratiempos llegamos a Florencia a las 20:00, después de comprobar cómo se las gastan los italianos en la carretera y lo bien que le sienta a las italianas el volante. Aunque aún desconocemos el porqué de llevar las luces encendidas a pleno sol y la alergia a los intermitentes.
En este viaje descubrimos un nuevo compañero de aventuras: Virgin radio, y a la altura del lago Trasimeno nos enamoramos de Valeria Rossi y nos pasamos el resto de los días cantando dammi tre parole: sole, cuore, amore.
La llegada a Florencia vino - nunca mejor dicho- precedida de un casi volantazo a la altura de la salida hacia Chianti, pero nos sobrepusimos y convinimos en la necesidad de una buena ducha antes de mojar el gaznate.
Entramos como cuchillo en mantequilla en la ciudad y no olvidaremos nunca aquella motorista detenida en el semáforo que, si no me equivoco, fue la primera italiana que detuvieron nuestras retinas. Entonces vimos el Ponte Vecchio de fondo y giramos por la Biblioteca rumbo al hotel. Aparcamos en una callejuela y tras doblar un par de esquinas nos topamos con el fastuoso Duomo. Aquel pudo ser el inicio del viaje, la primera vez que tomábamos conciencia de lo que suponía estar en Italia.
El hotel estaba apenas a dos cuadras, en Piazza della Annunziata, por ende una de las primeras plazas del Renacimiento, un lugar delicioso, junto al Hospital de los Inocentes de Brunelleschi, para asomarse a la ventana recién duchado.





Una vez aseados fuimos directos a la plaza del Duomo y no fue hasta pasado un largo rato que comenzamos a asumir el lugar en el que estábamos, sorprendidos del fantástico ambiente que se respiraba. Cenamos a los pies de la catedral, en la terraza de un restaurante donde nos atendió un simpático camarero florentino que nos brindó una de las anécdotas del viaje al preguntarle por sitios para salir. Debió entendernos mal, porque de pronto se le iluminaron los ojillos y, cerciorándose de que no le oía nadie, se inclinó ligeramente y nos habló entre susurros de un lugar maravilloso donde las más hermosas mujeres caían del cielo rendidas a nuestros brazos.

Viendo nuestras sonrisas se acercó todavía más y, entre susurros, comenzó a recitar las bondades de rumanas, croatas, albanesas, ucranianas, lituanas: parecía emerger su figura como el Tito de los lupanares. Entonces le preguntamos inocentemente si había que pagar e irguiéndose como un resorte de juguete juntó los dedos de esa forma tan italiana y pronunció a viva voz aquellas palabras memorables: -Dove!Le putti???

En fin, acabada la cena, tomamos nuestras carteras Curin y dándole gracias a nuestro camarero dimos un paseo por Florencia. Acabamos tomando una posh- copa en un sitio de postín junto al Palazzo Strozzi, cobrada por una florentina tan hermosa como imbécil, y después de observar con nuestras habituales ráfagas de ácido sarcasmo aquella feria de vanidades nos dirigimos de nuevo al Duomo, donde la atmósfera era mucho más terrenal y menos envarada y encallamos en nuestro lugar favorito de Firenze: el bar del Duomo, un lugar perfecto de donde debimos llevarnos un par de camisetas, bro.

Antes de ir a la cama nos detuvimos frente al Baptisterio, y nos sentamos a sus pies dispuestos a asimilar la fachada de la catedral, mientras veíamos a Aaaandrés recorriendo las escaleras dispuesto a hablar hasta con las esculturas de la portada.

De camino al hotel Andy y yo perdimos a Paul, extenuado por su insomnio voluntario del viernes y ya entre las sábanas, y sin ganas de dormir encontramos el Beboop, un pequeño bar con música en directo. No dudamos en bajar las escaleras y nos tomamos más cervezas memorables mientras escuchábamos versiones de Clapton, Dylan, etc.





Me parecía estar viviendo un sueño: tomábamos cervezas en el sótano de un bar de Florencia escuchando un concierto en directo. Decidí que aquello se podía mejorar y en vista de que nuestro cantante oficial (Andrew) no se atrevía, decidí subirme al escenario a cantar, después de hacerme invitar, claro.
Y así fue como Tom Baxter se convirtió por un rato en improvisado cantante ante el estupor de Andrés, que no daba crédito: he de decir que luego me felicitó profusamente - joder, increíble - dijo, entre los aplausos de la concurrencia.
Fueron un par de canciones de los Beatles, cómo no, pero recuerdo cantar el último tema, The End, lleno de felicidad y sonriendo, mientras pensaba que no había una mejor manera de cerrar nuestro primer día en Italia: con Andrés y Pablo.

And in the end, the love you take
is equal to the love
you make...


P.D.- En el próximo número: Stage II. Viareggio- Pisa- Madama Butterfly









Wednesday, August 08, 2007



Sole, cuore, amore


Fue hace varios varios meses cuando se me traspapeló aquel escrito que había comenzado después de ver El Viaje de Chihiro.
Fue una de tus últimas herencias antes de ir inclinándose poco a poco tus cimientos. De hecho cuando te recuerdo pierdo mi verticalidad y chapurreo un maravilloso dialecto toscano.
En fin, entre las muchas cosas que debo agradecerte la primera es haberme liberado de mis prejuicios: sin ellos se crece como la espuma. No se cómo pagarte poder tener que acordarme de tí.

Siendo sincero, no me he sentido como un viajero decimonónico en Italia, porque no soy Goethe, porque había más gente que entonces, porque no fuimos a ver las catacumbas. Pero aún así, ha sido el viaje de mi vida. Y han sido tantas las vivencias que tendré que publicarlas en sucesivos blogs. Digamos que éste es el prólogo, y sabe sospechosamente igual que la tercera copa de ron que coloco sobre mi mesa.

Bien, las guías de viaje dirían: "Italia es un país de contrastes", dios mío, de quien será esta frase...
Obviando el hecho de que entre los escenarios que manejo para conocerte figura por encima de todos la sección de viajes de cualquier biblioteca municipal, he de decir que jamás mis ojos han visto tanta belleza junta.
Así que, mientras preparamos las fotos del viaje, déjenme prevenirles brevemente acerca de lo que encontrarán en los próximos números de tommy baxter: duomos, baptisterios, capos alfredos, sarah sad-eyes of the Signoria, chilenas, rigolettos, madamas butterflies, el bar de la plaza del duomo, siena, escaleras, pinturas, arquitecturas, esculturas, más esculturas, cajeros y más cajeros, carreteras toscanas y virgin radio,Lucca, Valeria Rossi...Y Roma...

Y digo Chihiro porque a veces, cuando llegamos a otro lugar, y no diré cuando "conocemos otras culturas", cuando vemos y conocemos gente pensamos que son como nosotros sólo que dicen te quiero en su idioma, y es como si también nosotros perdiéramos aunque sólo sea un poco nuestra identidad y por unos días seamos también italianos, ingleses, alemanes, belgas, portugueses, franceses, austriacos...

Y cuando vuelves a tu casa es imposible ver el mundo de la misma forma...






Tuesday, June 26, 2007


Queen Jane Approximately
¿Cuál es la canción que más veces has escuchado en tu vida?. No podría saberlo. Pero, muy probablemente, es suya.
Quizá Blowin´, quizá Don´t think twice, puede que Mr. Tambourine man. Who cares, “When you got nothing, you got nothing to lose.”
Qué debe significar ser Bob Dylan. I mean: te levantas un día por la mañana y eres Bob Dylan.
Lately estoy cumpliendo un viejo sueño: tocar la guitarra de vez en cuando. Adoro los preliminares; abro su funda como si fuera un cofre y ella me abraza con ternura, mi pobre Gibson Epiphone, somnolienta ella cuando empiezo a rasgar sus cuerdas, ya dormida antes de enchufarla al ampli. Me va a costar entenderla. En ese tiempo, Bob hubiera escrito un par de temas. Quizá algún día pueda cantarme algo suyo, quizá mi canción favorita este mes:
That you're tired of yourself and all of your creations
And you want somebody you don't have to speak to
Won't you come see me, Queen Jane?
Lo bueno de Bob es cuando no brotan tus palabras: when you´re happy, when you´re blue, necesitamos fijar esos momentos para verlos con perspectiva, o para sentirlos con más intensidad...
Por eso, y otras cosas, no me cansaré nunca de escucharle.
Thank you, Bob
P.D.- Que no le digan que comparte honores con un cineasta sobrevalorado, y menos aún que en la terna había un cocinero. Oh my God!!
P.D II.- Después de esto sobran las explicaciones de porqué llevo un mes sin escribir nada

Saturday, April 28, 2007



El regreso de Tom Baxter
El famoso explorador Mr. Baxter y su inseparable compañero Berlioz - a partir de ahora disponible en fotografías- recién han regresado sanos y salvos de su exitoso periplo por tierras lejanas, una prolongada ausencia que han sobrellevado mal que bien los numerosos y fieles lectores de esta coqueta bitácora internauta.
En efecto, hace ya dos largos meses, allá por el 10 de Abril, se publicó el último boletín. Se han recibido en redacción una gran cantidad de cartas de lectores decepcionados preguntándose el porqué de tan injustificada vagancia, y el porqué de la baja calidad de los últimos números.
Publicamos una de ellas, enviada por la señorita Gómez Jurado, de Toledo:
"¿Hola?. ¿Esto-toy ya en antena?. He bajado el emule para escribiros más rápido. Ehm, yo quería primero felicitarles por la revista. Estoy suscrita a El Club de los Imposibles desde hace un par de años y bueno, es la primera vez que les escribo. El otro día cumplí un año con mi novio, Andrés. Quería saludarle desde aquí: Hola princesín, que sepas que todo pasó ya, sabes que te quiero a tí y a nadie más, pero no me gusta verte celoso. Vaya, que te quiero, tontorrón.
Pues eso, que lo de la revista, pues, no entiendo que pase tanto tiempo sin postear, sobre todo porque no os demoráis en cobrar cada semana, aunque no publiquéis.
Y bueno, también quería decir que espero que los ultimos blogs sean una especie de carrerilla para escribir algo decente, porque la verdad es que son bastante lamentables. Más bien diría pobres. El último decente creo que fue el de Abelardo Morel, el fotógrafo de la cámara oscura. De todos modos yo me apunté por los relatos, y quisiera más, del tipo de Despídete, por ejemplo, o Iria Noriega. Esos son los mejores. Lo único bueno de todo esto es que al menos tenemos Comogastopapelesrecordándote, que oye, a veces se deja leer.
Bueno, pues nada más, espero que todo vuelva a ser como antes, porque sólo os queda reponer Verano azul. Un saludo"
Quisiéramos agradecer a los lectores vuestra sinceridad, y os adelantamos que la publicación ha sido adquirida por un grupo indio, Aixa Inc., que ya ha empezado a tomar cartas en el asunto.
El regreso de Tommy Baxter nos ha pillado a todos de sorpresa, nuestros próximos números versarán sobre London, películas, London, música, León, palabras, caramelos de Jolly y un montón de cosas más.
Pero ahora tendremos que ir a buscarle, desde que llegó no dice otra cosa:
- ¿Donde hay un Starbucks? ¿Dónde hay... Starbucks...?
BSO: Oh Mandy. The Spinto Band

Saturday, February 10, 2007


I'm Going to Sit Right Down and Write Myself a Letter



I'm gonna sit right down and write myself a letter
And make believe it came from you

I'm gonna write words oh so sweet
They're gonna knock me off my feet
A lotta kisses on the bottom
I'll be glad I got 'em

I'm gonna smile and say: "I hope you're feeling better"
And close with love the way you do
I'm gonna sit (right) down and write myself a letter
(And make believe it came, though I know it's not the same)
And (I'll) make believe (that) it came from you

Friday, January 26, 2007






A veces, cuando era pequeño, me despertaba en la cama del revés, con los pies en la almohada, y entonces el mundo volteaba y era angustioso ir palpando desesperadamente la pared buscando el interruptor, que nunca encontraba, y era todavía más penoso cuando me levantaba con ganas de ir al baño porque entonces me acurrucaba en un rincón y acababa con el mono empapado llorando de miedo hasta que venían a buscarme y entonces se hacía la luz.

Y no quisiera decir con esto que a veces es bueno que iluminen tu mundo.

Que también.

Photo: Paul Caponigro

Tuesday, January 16, 2007

Sueños de un seductor

A mí me recuerdas al famoso peatón de Steinert, Bogey, porque a pesar de llevar 50 años sin tí tu huella indeleble sigue marcando los pasos a seguir para todos nosotros, torpes aprendices de seductor.

También a mí te me apareces de cuando en cuando, pero tus consejos son difíciles de seguir en estos tiempos, por dos razones: la gente ya no lleva sombrero y hay pocas mujeres como las de antes, pocas dignas de más de un fotograma.

Y aún así seguimos celebrando beber alguna que otra copa contigo, y adoramos escuchar tu voz cascada hablándonos de viejas batallas, de damas con guantes, bourbon, ginebra y aguardiente.

Si llegara a pensar en tí probablemente te despreciaría

Así que, en mi habitual incursión dominical por la librería, no fue extraño para mí que la mitad de los libros que compré haya sido un fantástico volumen con los primeros relatos de Dashiell Hammet, Sólo te ahorcan una vez. Tan absorbentes que hasta mi coche había desaparecido esta mañana. Maldita grúa.

Esta noche apareces en mi cuadro de Hopper, en uno de tus primeros papeles; ya sabes, todos pensamos, o queremos pensar, que quizá tú también empezaste partiendo de cero.

Te adoramos, Humphry

NIGHTHAWKS


"Bueno, ahí le tienen. Cansado de vivir siempre la misma vida, y sin ninguna perspectiva de cambio. Oh, vamos, Dave, -le decía Orson, su compañero- te lo he dicho mil veces, todos tenemos nuestros problemas. Ya te llegarán días mejores, hombre, tranquilo.
El caso es que ayer, después de recoger su muestrario de zapatos de mujer y salir cabizbajo de la enésima zapatería, al bueno de David Lambert se le vino el mundo encima.
Acertó a llegar al Phillies, donde siempre encontraba una reconfortante sonrisa detrás de la barra, y vidas como la suya, y altas banquetas en las que adoraba subirse y dejar caer los pies. Luego se aflojaba la corbata y dejaba su viejo sombrero Spencer’s encima de su maletín. No, no estaba en la situación en la que esperaba encontrarse después de cuatro largos años trabajando para ese cabrón de Frank. Y encima ese jodido Orson presentando un volumen de ventas con el que no podía competir, ni aguantar, sobre todo cuando en la reunión semanal llegaba el fatídico - y tú qué, Dave...

Recorría el filo de su copa con la mirada perdida, mientras pensaba que quizá lo único que tenía, lo único que era verdaderamente suyo en ese preciso instante, era aquella ginebra. Maldita sea, musitaba, atenazando en lo posible la mirada vidriosa, otra vez volver derrotado a ese apestoso apartamento realquilado, otra vez el insomnio de la botella mediada, los Benson & Hedges y el serial radiofónico. Y la terrible ironía que suponía ver por la habitación zapatos de tacón desperdigados, sin escuchar a Kate cantando en la ducha. Sí, aquellos zapatos, definitivamente, no tenían dueño, y ella no iba a volver.

Tiene gracia, uno no se sienta en cualquier bar perdido de la ciudad al final del día, cuando las cosas le van bien, pensaba mientras apuraba su bebida. Se supone que lo que más desea uno es llegar a su coqueto chalet adosado, jugar un rato con sus hijos Vera y Chuck, o escuchar pacientemente el murmullo de su encantadora esposa mientras trata de concentrarse en el periódico, antes de la cena, en su aburguesado living-room. Ciertamente, lo que menos le apetecía en aquel momento era pasar su día libre en casa de Tom, su hermano mayor. Le quería demasiado como para presentarse con un aspecto triste y demacrado, y, además, no tenía ánimo suficiente como para fingir llevar una vida alegre, libre de problemas, en el escenario de su felicidad. Aún cuando él y Brenda fueran desde hace meses su único apoyo y nexo con el mundo, desde que empezó meses atrás su exilio interior.

Dave volvió a las andadas al final de la segunda copa. Siempre acababa pensando en ella, no había resistencia posible que frenara su aparición. Cuando el último hielo amenazaba con derretirse, emergía poco a poco su recuerdo, haciendo acto de presencia el desconsuelo. Es curioso, Kate, sonreía Lambert con tristeza, siempre vienes al final de la segunda, como si esperaras con calma el momento en el que me olvido de mí para acordarme de ti...

Para la cuarta copa, aquel vestido de verano pret-a-porter que llevaba cuando la besó por primera vez le dominaba por entero, y el dolor le vencía, y las sienes le pesaban sin remedio."

In loving memory. Humphrey DeForest Bogart (1899-1957)


Photo: Otto Steinert.

Edward Hopper´s Nighthawks