Tuesday, February 19, 2008

Persistencia retiniana

Persistencia retiniana




Quizá porque no se escuchan ya cascos de caballos en las avenidas; o porque no hay calesas, una de esas palabras que apetece decir.

Sea por la ausencia de tardes de domingo, de fiestas de guardar; o porque empiezan a escasear personas ante las que destocarse. Si algo no perdono del tiempo en que vivimos es que no me hayan dejado llevar sombrero.



Tampoco digo de arrojar las inmundicias por la calle al grito conocido de ¡agua va!. Pienso que necesitaría ciertas comodidades: agua corriente, luz, tocadiscos, coche. No muchas más cosas, lo necesario e imprescindible.



Se me ocurre que quizá 1910 sería un buen año. No veo muchos avances desde entonces y, además, llevaría polainas.



Viene esto al caso por mi singular querencia por épocas pretéritas. Es como la persistencia retiniana; es como todo lo demás.



Me horroriza este tiempo. O me horroriza la vulgaridad.



La semana pasada estuve trabajando en Madrid. Quizá me vaya allí a vivir, aquí no hay nada.

Y echo de menos las patatitas con limón y pimienta. Y los desayunos.



Mi querido Paul sufrió allí la casi transubstanciación de la carne. Algún día intentaré explicaros lo inexplicable, sólo digo que mi memoria no guarda constancia de Paul sangrando por la nariz, excepto cuando le zurro.


Fallida de nuevo la operación salida de Velázquez 6, aprovecharé para tomar una decisión; me apetece irme de aquí, y más si es con mi hermano, si le destinan a la capital.

Aunque esto es como aquel chiste:

- ¿sabes inglés?

- If

Pues eso.

En mi amada Ragtime, el pobre Tateh decide huir con su hijo del Lower East Side, después de encontrarse a su mujer con otro(s).

Pocas veces he visto mayor ternura en una pantalla de cine: un pobre inmigrante ruso, pero con más dignidad que mucha de la gente que conozco. Se me saltan las lágrimas cuando busca protector las manos de su hijo, mientras el comerciante ventea negocio fácil, o quizá sea Randy Newman, o quizá sea mi estado de melancólica nostalgia.


Persistencia retiniana:

"La persistencia retiniana es un fenómeno que hace que cualquier imagen que veamos se grabe en nuestra retina durante un breve instante. Esta característica es la que aprovecha el cine para crear la ilusión de movimiento, mostrando una sucesión de 24 fotografías por segundo. Esa velocidad es suficiente para provocar la ilusión de que que el movimiento es fluido, como si fuese visto de forma natural."

P.D.- Por favor, si no les conmueve este escena, no me lo hagan saber.





Saturday, February 16, 2008

Marketing



¡Viva la Publicidad!

I. Iñigo

Le conocí esta mañana, cuando me desperté un poco más tarde que mi coche; cuando llegué ya me lo habían levantado: 120 euros de multa. Joder. Luego pensé : qué demonios, ya conozco el depósito de Oviedo y Gijón, sólo me queda el de Avilés, tan demodé. Turismo de lujo. Para que luego digan.
Así que fui a sacar dinero. Debí emitir unos improperios importantes, o quizá no le gustó el zarandeo, porque de pronto se abrió la puerta y después de unos segundos logró salir el cajero del cajero. Y yo aún diría más: el cajero del cajero.

El caso es que nos hicimos amigos, y me contó las típicas cosas que la gente se cuenta para conocerse. Es decir, me habló del trabajo.

¿No se conoce mejor a los demás por los libros que no leyeron o la música que nunca escucharon?

Deberíais verle por las mañanas, hecho un pincelín. Al salir, claro, ya pasaron 9 horas, la ropa se arruga, el sudor, etc. Me reí mucho con sus anécdotas, como que era un oasis en la jornada cuando se acercaba al cajero alguna chica guapa -y ni te cuento si lleva escote-, o cuando se acercaba algún indeseable: le encantaba devolverle el recibo del saldo con cinco o diez euros, y verle con la cara desencajada.
- La gente no sabe que existen estos trabajos. No me pagan mucho, pero estoy contento. A veces me dejan quedarme a dormir en el cajero. Es un principio. Además, me llamo Iñigo, cómo-no-voy-a-trabajar-aquí, me espetó dejándome completamente alucinado.
Y es que es un nombre un tanto constreñido, un poco de ascensor, claustrofóbico, vaya.



II. Graciela

" Gracias por el cigarrillo. Pues nada, ¡atchuss!Nací en Nuevo París, un pueblecito de Montevideo. A los 23 vine para acá, después de finalizar mis estudios de Arte. Llevo tres años intentando ahorrar, pretendo irme a París, quiero terminar mi tesis allá. Tengo un par de conocidos. ¿Cómo?, ¡ah!, la tesis. Ja, ja. La tesis. No,no, párate. Es sobre Kiki, ¿vos sabés?Kiki de Montparnasse. Aparte de eso no tengo más que comentar. Cough cough. Acaban de meterme un par de calcetines, tengo laburo. Andate, cough, no, no quiero. Anda tu madre.




III. Valentín
- Ja-ja-no-no, qué va, ni mucho menos-, me dice con suficiencia, como perdonándome la vida, - no es como en Amelie, jeje,- ríe con esa risa de "este mindundi no tiene ni puta idea del valor de mi trabajo".
- Por cierto, tú nunca pasaste por aquí- me susurra acariciando el secador.
-Ehm, ya...
(Ruido de pasos corriendo)


Wednesday, February 13, 2008

l,m,n,o,p,Q...


Ojalá todos fuésemos teleñecos. Quizá nadie tendría una excusa para no sonreír, aunque gente hay que acabaría encontrando alguna.

¿Beberíamos whisky con soda...?

No se pierdan el ruido del ventilador.

Se les quiere.