Thursday, January 05, 2006
One wing. Wilco
George
A la derecha, en el noveno piso, hay una ventana con una persiana roja.
Hace tiempo que llevaba intentando convencer a mi otra parte para que viniera a vivir con nosotros. No sólo por echarle infinitamente de menos, sino por tener también a mano más neveras casi vacías, donde poder hacerte con una cerveza, siempre que no se nos agote a la vez, o con un poco de azúcar si acaso fuera necesario.
O, qué demonios, por tenerle cerca.
Si alguna vez entráis, encontraríais un piano de cola - si cupiera - , y no podrías leer la partitura de, pongamos, Yesterday, a menos que fuérais, como él, músicos. Y no poder leer música es como cuando no encuentras la otra zapatilla. O cuando de pequeño te levantabas con los pies en la almohada, con lo cual perdías la orientación y no encontrabas la luz y pensabas que todo era pared, y tenías que ir al baño y más pared, y las manos no veían el interruptor y todo era angustia y lágrimas y dónde estoy y...en fin..
Recuerdo aquella noche, la boda de mi tío, Casino de Madrid, entre Alcalá y Gran Vía. Otro piano de cola en el escenario, adornando aquella cena con servilletas de seda.
Se apagaban los murmullos nupciales y crecía en intensidad una música prodigiosa. Yo veía a mi hermano ahí arriba, y veía su silla vacía junto a mí, y volvía a mirarle.
No había tanta elegancia en su exquisito porte como en sus manos, y yo le estaba viendo , yo lo ví , cómo hasta el silencio más absoluto le escuchaba.
Y yo supe entonces - cuando subió al escenario después de haberle rogado durante la cena, casi en broma por creerlo imposible, un poco de su talento- , que aquel día habría de ser recordado, por siempre, como uno de sus días más felices.
Por eso me alegra tenerle cerca, puedo llegar en zapatillas a su puerta:
http://pepperland.blog.com.es/
Por cierto, en su estreno me ha descubierto vilmente. Creí que estaba bien enterrado aquel poemario juvenil llamado Raíces y Alas. Algún día explicaré el por qué de su título.
Y la de mi querido Paul, aunque ya la conocéis, no se ve bien; está en el borde de la fotografía, pero es la mejor amueblada:
http://www.melancoliabarata.blogspot.com/
Y, bueno, la mía está en el mismo piso, pero da a un patio interior...
Andreas Gursky. Montparnasse, 1993.
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1 comment:
La ventana que da a mi casa no está decorada con persianas de colores y a su través no se ven las típicas estampas familiares con biombos y cenas sonrientes. Todo son calcetines por el suelo y libros desordenados y restos de cerveza por todas partes. Pero es una casa en la que al fin -y con vecinos así- me siento cómodo, incluso parcialmente feliz a veces. Don't let the beat control your body
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