
HABLAR POR HABLAR
Os cuento cómo son mis últimas noches. He recuperado los placeres del insomnio después de muchas lunas. Ese momento en el que dan las 12 y la ciudad se detiene, los ruidos cesan, bajas el volumen del equipo de música y vuelves a tu habitación después de ver una película, como Syriana, por ejemplo, mi última, me gustó muchísimo pero a veces cuesta seguirle el ritmo.
Te sientes un poco extraño, en tu casa todos duermen mientras tú tecleas en el ordenador, tratando de avanzar un poco más en esos infectos escritos que perpetras de vez en cuando.
Compartes la noche con alguien desvelado como tú, en mi caso debo agradecer a Fitz y al messenger su compañía y apoyo en estos últimos y difíciles meses. Me ha ayudado a sobrellevarlos del mejor modo posible, como si no nos separaran tantos kilómetros. Te siento muy cercana...
Mi compañero de celda duerme a pierna suelta, lo cual me resulta raro, recuérdenme que le pregunte cómo lo consigue. Anoche no me dormí hasta las 5-30.
La primera vez que escuché este programa fue hace muchos años, aunque nunca lo he seguido con asiduidad. Hay que encontrar los momentos. Yo no me atrevería a comparar Gemmas o Maras pero ufff es tan delicioso sentir esa voz acariciándote los oídos...
Ha sido todo un acierto recuperar viejas tradiciones, lo cierto es que no hay mejor compañía para mis noches en vela que el mejor programa de la radio española, curiosamente no manchado por el discurso de su cadena.
Es un programa que permite reconciliarte con el mundo. Se respira humanidad desde el principio al fin, y la gente escucha, tratando de comparar los problemas de quien habla con los suyos propios, por ver si se puede sentir reflejada, o simplemente por ver si puede transmitir un consuelo, una palabra de ánimo, un apoyo, a quien lo está pasando mal.
Yo escucho voces en la noche, personas como tú y como yo, que llaman al programa para sentirse confortados, para buscar un consejo, para compartir un momento de felicidad...
Anoche no podía dejar de asombrarme por las cosas que les pasa a la gente por ahí. Es alucinante: historias que jamás podrías imaginar, tan reales como la vida misma. Es pura literatura, compruébenlo.
Anoche se habló de los problemas que genera Internet en las relaciones de pareja. Una chica había descubierto por medio de una amiga que su novio - llevan cuatro años- hacía unos meses que se había suscrito a una página de encuentros con perfil, foto y demás. Estaba destrozada y quería saber si sólo le pasaba a ella.
Le contestó una mujer de cuarentaytantos. Si piensas que tus problemas son graves, escucha este programa, es curioso comprobar cómo soporta la gente tanto sufrimiento. Tu dolor se minimiza, siempre.
Esta última mujer llevaba 10 años con su novio y descubrió lo mismo. Se creó un perfil en la misma página -sin foto, claro- y una dirección de correo. Tardó poco en dejarle su novio un mensaje en su perfil virtual, es increíble. Decía que llevaba dos meses hablando con su novio con otra personalidad, mi yo virtual le llamaba y estaba completamente hundida porque le revelaba cosas que a su yo real jamás comunicaba. Que no podía querer a su novia como ella le amaba, incluso se compró otro móvil con el que lleva hablando con su jodido novio un mes sin que éste se dé cuenta de que esa voz es la de su novia. No tengo palabras.
Esta mujer decía que está destrozada pero sin embargo no le cuesta compatibilizar los dos papeles, dice que no sabe cuánto tiempo seguirá con esto pero que el tiempo que él está con su yo virtual es tiempo que no está con otras mujeres.
Y así una historia, y otra, y otra, cada vez más increíbles...
La última fue una mujer mayor, ya abuela, casada desde hace 38 años. Su marido lleva 9 años sin dirigirle la palabra y ella sigue haciéndole la comida, y planchándole la ropa y cada vez que intenta hablar con él se va. Se siente sola. Cuando vienen sus hijos, ya casados, su marido se transforma y todo vuelve a ser como antes. - Siempre fue un buen hombre, dice, pero no entiendo por qué dejó de hablar conmigo.
Ella tiene sus propios ingresos, es pensionista, podría irse. - Pero le quiero, concluye casi llorando.
Me he reconciliado con el mundo...
Música: Pretend you're happy when you're blue, Nat King Cole