Monday, December 26, 2005

Bill Brandt







Bill Brandt

He aquí uno de mis fotógrafos favoritos.
Es curioso cómo el imperio del mal gusto, de la falta de sensibilidad, ha invadido el mundo.

Yo no sé si se trata de falta de educación, o de genuina estulticia; o simplemente es que ha llegado el imperio de los mediocres.

Pero yo creo, aún pudiendo estar equivocado, que no todo vale, que no todos los gustos son respetables, y que los hay mejores o peores, por supuesto.

Todo esto viene al caso porque la desazón aumenta. Me pregunto si quienes contribuyen a ensalzar auténtica basura como verdadero arte son conscientes de lo que hacen, o les da igual, o son idiotas.

Quizá esté equivocado pero, no puedo evitar pensar que aquellos,desde el principio,
eran mucho mejores.

Y como dijo Dürrenmatt: "Dios, qué mundo éste en el que hay que defender lo obvio".

(Siento el cabreo)

Sunday, December 25, 2005

El anzuelo



El anzuelo


Este vano correr tras lo imposible.
Este mapa de incauto navegante.
Este vivir un rato para morir más tiempo.
Para al final morder el anzuelo y caer en la trampa.

Este asalto al parnaso idealizado.
Este coma de pronóstico reservado.
Esta fellatio de amor caníbal.
Para al final morder el anzuelo y caer en la trampa.

Este infierno fatal y divertido.
Este vestido de nocturna soledad.
Este canto de sirena exclusivo.
Para al final morder el anzuelo y caer en la trampa.

Este andar de pies sin escarpines.
Esta ida y vuelta a los confines.
Este seamos siempre libres.
Para al final morder el anzuelo y caer en la trampa.

Este infierno fatal y divertido.
Este vestido de nocturna soledad.
Este canto de sirena exclusivo.
Para al final morder el anzuelo y caer en la trampa.

Este infierno fatal y divertido.
Este vestido de nocturna soledad.
Este canto de sirena exclusivo.

Para al final morder el anzuelo y caer en la trampa.

Bunbury
Chema Madoz

Saturday, December 24, 2005

Teatro




Imaginaos



¿Se abre el telón o se sube?.No creáis que es baladí. Un único foco ilumina poco a poco el centro del escenario, donde sólo hay una silla de director. Junto a ella en el suelo, un megáfono, de pie. No, no hay megáfonos de pie, si es eso en lo que estás pensando. Sería ciertamente muy incómodo. El resto permanece en penumbra. Silencio absoluto. Se oye un repentino y estentóreo tosido hacia el final del patio de butacas, seguido de un desagradable carraspeo. A uno le tienta llamar a una ambulancia y sacar del teatro a semejante enferma. Sería divertido señalarla a los camilleros - es allí, aquella pobre mujer-, y ver la cara de incredulidad de la susodicha pobre mujer. Perdón por lo de susodicha. Luego empezaría a forcejear con ellos y a gritar escandalosamente, intentando demostrar al mundo su perfecto estado de salud, descubriéndose su no sé por qué razón forzada tos. Acabaría con un sonado soltarme, cabrones, que sería motivo de mofa y sarcásticos comentarios en el café de las tardes siguientes; ah, esos duelos hirientes con que se desangran las Presley de provincias. Aunque para entonces ya el respetable tomaría partido por una u otra causa, ya estoy viendo al típico caballero mal encarado levantándose de su asiento, justo delante de la protagonista, agitando el programa con un -oh, vamos, claro que se encuentra mal, esa tos no anuncia nada bueno, créame-, y la dulce joven de dos filas más allá, siempre defensora, sea de lo que sea, pero defensora:
- Eh, oiga, espere un momento, ( un eh, oiga cadencioso, como de Mía Farrow: e-h-o-o-i-i-g-a), que se ha creído usted, déjela en paz, es usted ridículo en sus predicciones, sabe.
- Pero que está usted diciendo, señorita, métase en sus asuntos, quiere
- Sí, vaya si lo es, usted cree ver la muerte en los demás. Claro que le recuerdo, el año pasado le dijo lo mismo al dueño del Zip`s y ahí sigue. No le pasó nada. Es usted un farsante. Y un horrible hombre.

Qué fácil sería alborotar el corral.

Suena una estridente “melodía” de móvil en uno de los palcos. Todas las cabezas, todas las miradas repentinamente llameantes de ira se vuelven inquisitivas al epicentro, como girasoles al sol. Es el mío. Dejo que suene hasta el final, y entonces, pasado un tiempo, meto furtivamente la mano en el bolsillo y procuro apagarlo sin que nadie se percate.
Hacia la mitad del primer acto, justo antes del primer asesinato, comenzaré a sacar la cabeza de la camisa y podré volver a la superficie. A lo largo de la próxima semana mi tez volverá a cobrar su color natural.
A pesar de mi sufrida representación, la señora que invade mi reposabrazos, digo, mi reposabrazos, me hace saber con sus muecas de desprecio que ella sí sabe de quién era el móvil. De pronto siento la desagradable sensación de estar en cierto modo sometida a ella, y no sólo a ese perfume que me impide respirar con libertad. Desasosiego.

Pero volvamos al proscenio.
Después de unos momentos, y con la silla ya iluminada, el silencio se disipa con unos pasos, ni rápidos ni lentos, dirigiéndose a ella. A punto de entrar en la luz, la figura que se sugiere en la sombra se detiene en el último límite por unos segundos, como si vacilara en su determinación de tomar asiento. Y digo tomar asiento y no sentarse porque se trata de una silla de director, y ello tiene otras connotaciones que el doméstico sentarse no puede ofrecer. Tomar asiento es más, diría, ampuloso, recargado, oficial.
Por fin, el director da un paso hacia la luz, y después otro, hasta abandonar la oscuridad. Y se sienta.

De la forma más elegante que se pueda imaginar, el director cruza las piernas y enciende un cigarrillo. Adopta ahora una posición cómoda, y se abandona a la meditación, y al humo.
Nada ocurre en todo este tiempo, sólo un silencio absoluto y nada opresivo.
Poco a poco la noche se cierne, y es entonces cuando el director desanda el camino, con la única compañía de sus pasos y una luz incandescente.

Letter to Hermione. Caponigro




Letter To Hermione

The hand that wrote this letter
Sweeps the pillow clean
So rest your head and read a treasured dream
I care for no one else but you
I tear my soul to cease the pain
I think maybe you feel the same
What can we do?
I'm not quite sure what we're supposed to do
So I've been writing just for you

They say your life is going very well
They say you sparkle like a different girl
But something tells me that you hide
When all the world is warm and tired
You cry a little in the dark
Well so do I
I'm not quite sure what you're supposed to say
But I can see it's not okay

He makes you laugh
He brings you out in style
He treats you well
And makes you up real fine
And when he's strong
He's strong for you
And when you kiss
It's something new
But did you ever call my name just by mistake?

I'm not quite sure what I'm supposed to do
So I'll just write some love to you

Bowie

Sunflower. Paul Caponigro

@...!

Saturday, December 17, 2005

Autorretrato


Ahora que sabemos que nadie pasa por este rincón, te diré que hay días que sólo se abren con abrelatas para zurdos, cuando se abren. Y que aquellos que por aquí pasan, no vienen si pueden, sino porque quieren vienen. Aunque nunca vengan.

Te alegraría saber que aún nuestra promesa no ha sido derrotada.
Y que, desgraciadamente, el mundo de los mayores era así.

Y, sobre todo, aunque mi vida ahora no sea exactamente como imaginábamos,
te alegraría saber,
que nunca te he traicionado

Harry Callahan Trees


Hoy estoy nevando

Don't think twice, it's allright

It ain't no use to sit and wonder why, babe
It don't matter, anyhow
An' it ain't no use to sit and wonder why, babe
If you don't know by now
When your rooster crows at the break of dawn
Look out your window and I'll be gone
You're the reason I'm trav'lin' on
Don't think twice, it's all right

It ain't no use in turnin' on your light, babe
That light I never knowed
An' it ain't no use in turnin' on your light, babe
I'm on the dark side of the road
Still I wish there was somethin' you would do or say
To try and make me change my mind and stay
We never did too much talkin' anyway
So don't think twice, it's all right

It ain't no use in callin' out my name, gal
Like you never did before
It ain't no use in callin' out my name, gal
I can't hear you any more
I'm a-thinkin' and a-wond'rin' all the way down the road
I once loved a woman, a child I'm told
I give her my heart but she wanted my soul
But don't think twice, it's all right

I'm walkin' down that long, lonesome road, babe
Where I'm bound, I can't tell
But goodbye's too good a word, gal
So I'll just say fare thee well
I ain't sayin' you treated me unkind
You could have done better but I don't mind
You just kinda wasted my precious time
But don't think twice, it's all right

Bob

Trees. Harry Callahan

Thursday, October 27, 2005

Extravíos



Fue que a Paul le encanta chapotear los días de lluvia en los charcos de las calles, y si coincide el temporal de paraguas vencidos con noches de ópera, entonces gusta de hacerlo en aceras elegantes, en charcos distinguidos, por continuar así el hechizo musical y no despedirse a la puerta del teatro, como quien sale del banco un miércoles a media mañana. Sí, son maravillosos los charcos nocturnos, a la luz de las farolas, aunque ya no sean de gas.

Así es que en ésas estábamos, caminando mis zapatos y yo, chapoteando él, cuando le vimos recoger del suelo unas cuantas fotografías. Todo el mundo comprenderá el placer que supone el hecho de encontrar algo excepcional en la calle, y si se trata de imágenes de otra época, con una historia por imaginar en nuestras complejas y nunca del todo entendidas mentes, el hallazgo es doble.

No es éste el momento de contarles de qué modo se ha enredado la historia, pero les diré que se ha enredado, y mucho. Paul me reprocha mi querencia por los textos extensos, por lo que dejaré para otro día el misterio de las fotos extraviadas.

Naturalmente, me quedé con ellas.

Qué melocotón



- Es como si pudiera tomar esa manzana con la mano, qué maravilla de bodegón, James. Y esos melocotones, si hasta me apetece acariciarlos con los dedos, qué tersura...Por eso adoro venir a París de vez en cuando, es una ciudad tan encantadora, y siempre encontramos unos regalos de boda perfectos, ¿verdad?. Creo que no debemos buscar más, querido, les encantará, aunque ya sabes que esa pequeña fierecilla no me es del todo grata; pobre muchacho, acabar en el altar con Helen, quién lo iba a decir; eso sí, los Holden estarán de enhorabuena, no pienses que era algo sencillo casarla, acuérdate de lo que pasó con Jean Watkins, qué vergüenza, imagínate los comentarios, si hasta el juez Albright lo dejó caer en el club, ¿no?

- Qué melocotón...

- ¿Querido...?

Wednesday, October 12, 2005

Portería



In loving memory...

Aquí están mis primeros balbuceos con la cámara.

Ahora ha cobrado mayor valor. Ya no existe este espacio. Esa es la grandeza de la Fotografía.

A veces las ausencias o las pérdidas enriquecen.

Hubo quien me dijo que sólo es una portería. Hubo quien me dijo que no le gustan los graffiti.

Adoro no tener que explicar ciertas cosas inexplicables

Saturday, September 24, 2005

Primera entrada

Y ahora es cuando debería escribir algo formidable y maravilloso, que retuviera a quien osara asomarse a este proyecto de mira-como-soy.

Después de devanarme los sesos la última media hora imaginando un título y un nombre que pudieran servir al menos de presentación, ahora estoy preguntándome quién demonios habrá escogido todas mis primeras opciones para titular este rincón y a mí mismo.

Yo quería ser Tom Baxter, de los Baxter de Chicago, aventurero, explorador..., pero un cibernético alguien se me ha adelantado y ahora navega por estas procelosas aguas con mi nombre perdido por bandera. Sí, me gustaría conocer a ese desconocido ser, quisiera devolverle a la pantalla. De hecho, quiero ser el único Tom Baxter salido de las pantallas, y ahora me tengo que conformar con ser el pequeño Tommy...

¿Y qué decir del resto de mis primeras opciones...?. ¿Pero es que hay alguien como yo, después de todo...?

Hace tiempo que vivo dentro de La Rosa Púrpura de El Cairo. Para los que ansiamos escapar a esta realidad triste y aburrida, para quienes deseamos con todas nuestras fuerzas encontrarnos en cualquier esquina con el gato de Cheshire y todo lo que ello significa, para los que odiamos, cada vez con más fuerza, los convencionalismos y las mentes obtusas y comunes, para quienes deseamos, ya sin esperanza, un atisbo de inteligencia en la mirada de nuestros - oh, sí, lo son- congéneres, para quienes fingimos apoyarnos en las paredes pero en realidad sólo las tocamos, por miedo a que se caigan por desearlas de cartón-piedra, para quienes ya no toleramos la defunción de lo que verdaderamente merece la pena, para quienes despreciamos las conversaciones banales y la permanente presencia de la falsedad y del cinismo, para todos aquellos que se sienten solos en medio de la multitud; para todos nosotros, ésta película.

A veces me encantaría que sobreviniera otro crack. Un crack sería el fin de todas las cosas para esos tipos ávidos de dinero y con ojillos de ratón, codiciosos. Se tirarían por la ventana. Además, siempre es bueno de cuando en cuando un desplome total. Pero resurgiríamos igual de las cenizas.
Aquella, con todo, es una época fascinante para mí. En épocas de penuria hay abrazos más intensos, y los besos son más sentidos porque no tienes nada y no encuentras ninguna razón para no compartir con quien te lo pida un buen trago de Loch Lommond. Y todo está por reconstruir, y hay una fuerza enorme en el pueblo, debajo de esa pátina de desoladora tristeza. Y también hay, porque no puede no haber, ruidos de pasos inquietantes, rápidos, y disparos indiscriminados, ráfagas de odio y gorras ladeadas y miradas de pícaros con las manos en los bolsillos y un cigarrillo entre los labios en un callejón cualquiera y oscuro. Vean las fotos de Nueva York de Jacob A. Riis. Y, claro, siempre siempre a Lewis Hine.

(Esa fuerza latente, propiamente suya, es la que les hace ser quienes son, e intuirla, es la mejor forma de saber que volverán a levantarse. Y me alegraré por quienes ahora se alegran de su desdicha, embutidos, además, en horribles atuendos típicamente americanos.Coherentes les llaman)

La seducción de la fantasía es lo que nos mantiene vivos. O también lo único que nos queda, pero no quiero entristecerme. No quisiera dejar de hablar del último plano del film. Al final, mientras Cecilia ve Sombrero de copa (Top hat, Mark Sandrich, 1935) , la pantalla del cine nos devuelve nuestra propia mirada. Si han visto ese plano sabrán de qué les hablo. Y si no, probablemente les dará igual.
Creo que era el epitafio de Mahler: "Aquellos que me conozcan sabrán que he existido. Los demás, no tienen necesidad de saberlo".
Dicho esto, si algo dije, me despido hasta otra. Mi querido Paul estará esperándome para empezar a preparar la noche. Quisiera llevar a mi Cecilia a un night-club con piano de cola, y tocar para ella toda la noche. Uno de esos night-club ocultos en la trastienda de una librería. Hum, a ver qué se puede hacer. Y, por cierto, espero que no me esté persiguiendo desesperadamente el actor que me interpreta. Y claro, que Cecilia no se quede al final en el patio de butacas..


Y entiendes a Cecilia, cómo no..., entrando cada día a ver la misma película, huyendo de su triste destino para respirar, durante un par de horas, la fragancia feliz de la alta sociedad de Manhattan. Los personajes se liberan del celuloide, hay muchos yos por todo el país y sin embargo una sola Cecilia. ¿Por quién han salido los demás?.



«CECILIA: –Verás... Aquí la gente envejece y muere y... y nunca encuentran el verdadero amor. TOM BAXTER: –De donde yo vengo las personas nunca te desilusionan. Son consecuentes, siempre puedes contar con ellos.CECILIA: –Así no encontrarás a nadie en la vida real.»


Bienvenidos al club de los imposibles. Que les vaya bien bonito.