Wednesday, June 12, 2013

Hitchcock y yo

Ah, ese piano, Alfred, qué poco verídico...

 No sé por qué extraña razón he procurado, deliberadamente, mantenerme lejos del influjo de Alfred.
Por no ver, ni siquiera había visto Psicosis en ningún momento de mis 35 años.
Con la cantidad de infumables películas que me echado al coleto resulta incomprensible: añade si cabe un punto más de incertidumbre al affaire.
Pero todo llega, y sin ninguna razón aparente me he dedicado un ciclo esta semana que me ha enseñado lo malas y largas que son las películas hoy en día y lo reconfortante que es encontrar talento dondequiera que sea.
Creo que el detonante final fue el día en el que Vértigo desbancó a Ciudadano Kane como mejor película de todos los tiempos, en una de esas hilarantes votaciones de las que algunos críticos son fieles devotos. De todos modos, no dejan de ser orientativas, aunque en la de Filmaffinity no aparezca ninguna de Hitchcock entre las 20 primeras, lo cual es ciertamente desconcertante...

Vistas Vértigo, Psicosis, La Soga, North by Northwest y Crimen Perfecto, he de decir que una inédita e inquietante sensación de desasosiego me invadió al conocer a Norman Bates, y que si James Stewart se me acercara con un metrónomo, le cantaría hasta la última de mis filias y de mis fobias.

Siempre, claro está, que llegara a interesarle lo suficiente...

P.D: John Dall, ¡dónde estuviste todos estos años...!

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